Trabajamos para la Igualdad

Dora Barrancos

Socióloga. Feminista. Doctora en Historia

El primer Ministerio provincial, un hito histórico

El primer Ministerio provincial vinculado a la condición femenina y la disidencia sexogenérica ha sido para mí completamente exitoso. Su trazado ya es memorable. Está entre los hitos históricos de cambio de nuestro aparato estatal. Me alegra muchísimo haber sido promotora de la idea de un ministerio, allá cuando en 2019 todavía se transitaba la propia organización ministerial de la provincia de Buenos Aires… En estos años se han marcado rumbos notables, modificaciones en el modo de actuar y adecuaciones pertinentes: nada menos que la Línea 144, las programaciones innovadoras, desde las que tienen que ver más clásicamente con la violencia, el abordaje de las situaciones de alto riesgo y casos críticos, hasta el programa articulado para modificar o redirigir las conductas violentas de las masculinidades, que ha tenido una expresión tal vez no tan extendida, pero que está entre las grandes construcciones.

Nos encontramos en un momento bisagra para que repensemos y reflexionemos acerca de las circunstancias que son opresoras y que tienen una estabilidad tan extraordinaria, que han podido hacer ese tránsito a lo largo de los tiempos, como si se trataran de un mandato natural de la especie. La idea regente en el dominio masculino de que los cuerpos femeninos fueron hechos para su patrimonialidad tiene unas realizaciones que, obviamente, no fueron las mismas a lo largo de los tiempos, pero que efectivamente constituyen una circunstancia transhistórica. En algunos momentos de la historia occidental, el patriarcado ha tenido algunas resquebrajaduras, pero lo que efectivamente es paradójico es el salto cuántico a la modernidad: la instalación de una nueva clase social, como fue la burguesía, significó una vuelta de tuerca crucial a los estatutos patriarcales. Fue ahí donde se organizó el Estado bajo la regencia de una óptica masculina. ¿Quiere decir que todos los varones pautaron? No. Quiere decir que esto es casi un reflejo automático, es una malla automática, simbólica, que se replica.

Me gustaría decirles que la lucha contra las violencias ejercidas contra las mujeres efectivamente está entre las circunstancias más altas, las más enaltecidas, que tiene la humanidad. Esa lucha ha significado vertederos fundamentales para que las personas de identificación sexual diversa pudieran también acoplar la procura de ciudadanía, pero las violencias patriarcales no son cuestiones que correspondan solamente a la demografía femenina o a las disidencias sexuales. Son cuestiones que hacen al conjunto social. Si comprendemos que las violencias denigran, no sólo a la comunidad femenina, sino a la razón humana, denigran también la condición masculina, que tiene un tránsito de posibilidad que no deviene tal por obra de mandatos biológicos, sino porque se trata de una construcción social y cultural. Un conjunto social no puede injuriar, discriminar y establecer órdenes significativos de valor entre las criaturas que lo conforman. Las violencias patriarcales son depósitos de injuria humana y, por lo tanto, creo que, en este momento de empinamiento de ministerios, en cada una de las jurisdicciones, me consta, hay esfuerzos por interponer organismos públicos dedicados exclusivamente a estas cuestiones de orden societal profundo.

Ha sido decisiva la permanencia que ha habido respecto de ciertas actuaciones a nivel local, el enlace con los dispositivos locales, la malla que pudieron construir con los municipios en relación con los programas gravitantes. Desde la línea de comunicación y expresión que se ha tenido, sumado a la cercanía que han desplegado todas las y les agentes del Ministerio con las poblaciones y con las organizaciones, hay que remarcar: no ha sido una circunstancia de distancia, sino de cercanía. Me gustaría señalar estos repertorios de cercanía con respecto a las organizaciones feministas, a las organizaciones de mujeres y, desde luego, la preeminencia que tuvo la gestión del Ministerio para los desplazamientos de esas mujeres, léase encuentros nacionales, ahora rebautizados felizmente, o para otras actividades. También, que se haya prodigado una alta calidad para el ejercicio de lo que sería investigación, reunión de fuentes, finalmente, en un aparato gubernamental de esa estatura, no es una cuestión menor. Me gustaría subrayar, además, que la Ley Micaela se propone perspectiva de género, es decir, perspectiva acerca de la desigualdad transhistórica entre los géneros, y la posibilidad de que cada porción de la Ley se piense en el sentido de su impacto entre varones, mujeres y otredades. Las mujeres y disidencias de la provincia de Buenos Aires han encontrado muchísimo eco, una gran resonancia en toda la política impartida, pero, además de la política, diría que hubo una gestión casi corporal, un hábito de estar muy cerca de las personas de carne y hueso. Lo único que espero es que tenga continuidad y ojalá, también, continúen sus equipos y las actuales autoridades.

Es cierto que estamos enfrentando, en todo el planeta, arremetidas de ultraderecha contra las feministas y las disidencias, un reverbero patriarcal y de consagración casi teológica del mercado que se ha tornado programático en la propuesta reaccionaria. Hay que comprender profundamente cuánto se indignifica la vida manteniendo legislaciones que no sean paritarias, que no reconozcan los efectos fundamentales de la actuación en la vida de manera equitativa y generen las posibilidades de una nueva relación humana; si esto ocurre, habrase perdido un tiempo precioso, porque tanto la justicia social como la justicia de género es lo que requiere el presente histórico.

Aquí estamos, con nuestras convicciones y nuestras fuerzas, con nuestra indeclinable voluntad de dignificar la vida. Esto es una prueba, apenas, de la magnitud de la resistencia. Ojalá sirva para cuajar sentimientos y estimular acciones colectivas, y que más allá de las observaciones críticas que se apunten, sirva también como lugar de auténtico encuentro, de contagio para seguir abriendo el camino de la equidad contra viento y marea.

7 de diciembre de 2023