Trabajamos para la Igualdad

Laura Contrera

Abogada, profesora de Filosofía, doctoranda en Estudios de Género, activista por la diversidad corporal.

Una justicia social para todos los cuerpos: las políticas públicas anti gordofobia en la provincia de Buenos Aires1

Los movimientos sociales pos dictadura de la diversidad sexual y de género, así como también los feministas y transfeministas, han instalado una pregunta sobre los cuerpos y la diversidad. Para reponer algunos hitos que nos sirvan como coordenadas, podemos destacar el crecimiento de las movilizaciones contra la discriminación, la violencia sistemática, la patologización y por el acceso a derechos de la comunidad travesti trans, que cristalizaron en la Ley de Identidad de Género o la Ley de cupo laboral, entre otras normativas y políticas públicas. También hay que nombrar el fenómeno social del «Ni una menos» y su reclamo por las violencias, el cuidado y el deseo o las discusiones sobre el aborto y su posterior legalización, que ahondaron en las implicancias de decidir sobre el cuerpo propio y los alcances de la autonomía corporal. Cuestiones también abordadas por los activismos intersex y su reclamo por el respeto a la integridad corporal. Este ha sido un terreno de alianzas estratégicas para el activismo gordo, que surge en Argentina hacia 2011, con una fuerte presencia de activistas que también militan en otros espacios. En los últimos años, el activismo ha avanzado en la visibilización del estigma y la patologización de la gordura como un asunto de derechos humanos.

No obstante, la pandemia del Covid-19 y la intensificación del uso de las redes sociales como medio fundamental de comunicación e información durante el aislamiento fue ocasión para el refuerzo del imperativo de delgadez y del paradigma general del salutismo neoliberal —búsqueda exagerada de la salud como un mandato moral, que pone el foco en lo individual y lo aleja de los determinantes sociales de la salud—. Hubo una proliferación de discursos de todo tipo sobre el cuidado del cuerpo entendido como el mantenimiento del peso dentro de los patrones de delgadez hegemónica. Engordar fue presentado por algunos medios de comunicación —y por asociaciones profesionales— como un problema de salud pública equivalente a la propia pandemia. En este contexto, el estigma de la gordura adquirió tal nivel de visibilidad que se transformó en objeto de preocupación para diferentes organismos estatales. Así, el Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (INADI), en el año 2020, alertó sobre los discursos gordofóbicos en medios de comunicación, mediante publicaciones específicas y una serie de conversatorios con activistas. La Dirección de Equidad de Género del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y la Subsecretaría de Políticas de Género y Diversidad del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires (MMPGyDS) organizaron un conversatorio dirigido a coordinadores de equipos vacunatorios de toda la provincia —Soberanía Corporal, Corporalidades y Vacunación— al que fuimos invitadas Lux Moreno y yo para pensar estrategias que tuvieran en cuenta la diversidad corporal. Por supuesto que esto no puede entenderse sin la acumulación de trabajo activista previo.

Con el fin de erradicar los efectos que produce la gordofobia en todos los ámbitos de la vida —y sin desconocer la dificultad de gestionar el reconocimiento de la diversidad corporal en estructuras fuertemente centradas en su exclusión—, individuos y grupos desarrollaron estrategias de colaboración activista-institucional, en distintos niveles. Este abordaje hizo foco en la discriminación y la vulneración de derechos, pero también en cuestiones de salud pública, lo que es más novedoso si se compara con el contexto internacional, a pesar de que el activismo gordo del norte global lleva décadas de organización de ventaja respecto al local. Si bien hay antecedentes, previos a la pandemia, del diálogo de activistas con la institución médica y la autoridad estatal —por ejemplo, el activismo por la llamada Ley Nacional de Talles, que se sancionó en 2019— la militancia gorda aún no se había acercado a hacedores de políticas públicas de un modo orgánico. Como producto de la intensificación de este acercamiento, en un rápido repaso, puede notarse un cambio en el INADI: a partir de 2020, en una serie de documentos y publicaciones se habla de gordofobia y también de despatologización de la gordura, con cita directa del activismo local. Además, se abandona el paradigma médico patologizador de la «obesidad» para referirse a la gordura en textos e instrumentos tan claves como el mismo Mapa Nacional de Discriminación de 2022. Aunque la autoridad sanitaria nacional no abandonó este paradigma, en 2021, el Ministerio de Salud de la Nación inició una serie de conversatorios en torno a la gordofobia, donde incluyó a activistas gordas entre sus exponentes. E invitó, por primera vez en su historia, a organizaciones activistas gordas a participar en el panel de expertos para la elaboración de la actualización de la «Guía de Práctica Clínica Nacional de Obesidad». Además, comenzó a idear campañas en torno a la alimentación saludable y la importancia del etiquetado frontal sin acudir a imágenes gordofóbicas ni pesocentristas.

Más allá de este despliegue antigordofobia a nivel nacional y otros ejemplos en el resto del país, como en las provincias de Santa Fe y Catamarca, la provincia de Buenos Aires se ubicó a la vanguardia en la lucha contra la gordofobia y en el reconocimiento de la demanda de despatologización de la gordura, que reclama quitar la etiqueta de enfermedad de la forma corporal para garantizar el acceso a la salud de las personas gordas libre de violencia, estigma y discriminación. Además del conversatorio que cité más arriba, la Subsecretaria de Género y Diversidad Sexual del MMPGyDS nos encargó a Lux Moreno y a mí la redacción de un texto para la formación de formadores en el ámbito público y la sensibilización del público en general, material al que adhirió luego el propio Ministerio de Salud de la Provincia. Los Cuadernillos de Sensibilización sobre temáticas de Diversidad Corporal Gorda —declarados de interés por la Cámara de Diputados del Congreso Nacional— se presentaron el 26 de abril de 2022 en la ciudad de La Plata, en la Escuela de Gobierno en Salud Floreal Ferrara, con presencia de autoridades, funcionarios, funcionarias y trabajadores de ambos ministerios, además de activistas. Estas no fueron las únicas políticas del gobierno de la provincia de Buenos Aires y, especialmente, de la «Ministeria», desplegadas en sinergia con el activismo y sus consignas/demandas de derechos. Así, «Todos los cuerpos son cuerpos de verano», «ESI con amigues», «Tramando Derechos», son algunas de estas iniciativas, programas y campañas que recorrieron los pueblos, los paradores Recreo, los barrios, los polideportivos y las escuelas de la Provincia como un ejemplo de articulación de las políticas públicas en redes más amplias, tejidas por los movimientos sociales.

En conclusión, estas dinámicas activistas, que fueron de la exclusión a la gestión, permitieron un diálogo entre las demandas específicas de la comunidad gorda y la implementación de políticas públicas en un horizonte de despatologización de la gordura y de reconocimiento de la diversidad corporal. La recepción del discurso antiestigma y patologización de la gordura en esferas de toma de decisiones habilitó nuevas narrativas, por fuera del guion de la enfermedad, para las personas gordas. Pero, sobre todo, implicó modificaciones significativas en el acceso a derechos y permitió hacer carne una justicia social para todos los cuerpos en el territorio de la provincia de Buenos Aires.

17 de octubre de 2023

1- Este texto recupera parte de mi investigación doctoral y retoma conceptos sobre gestión y exclusión de la diversidad corporal de la ponencia que presenté junto a Lux Moreno en el I Congresso Pesquisa Gorda: ativismo, estudo e arte (Brasil, 8, 9 y 10 de septiembre de 2022) «Diversidad corporal, entre la gestión y la exclusión: breve análisis de las políticas públicas de reconocimiento de la gordofobia en Argentina (2019-2022)». Agradezco a Lux por permitirme reproducir aquí parte de nuestro trabajo.